Las personas con autismo de
distintas edades y niveles cognitivos, pueden mostrar alteraciones del
funcionamiento ejecutivo, que afectan principalmente al uso de habilidades de
planificación, flexibilidad e inhibición de las respuestas, previamente
aprendidas.
En el autismo o TEA la
comunicación e interacción social están alteradas, el comportamiento es
repetitivo, los intereses son restringidos y muestran además alteraciones
sensoriales, y en las funciones ejecutivas que básicamente englobarían las
capacidades necesarias para formular metas, planificar el modo de lograrlas y
llevar adelante el plan de manera eficaz.
El autismo se caracteriza por
una pasividad, agresividad, dependencia ambiental del adulto, conducta
desorganizada, impulsividad y rigidez comportamental, siendo además incapaces
de planificar, ser flexibles, inhibir comportamientos no adecuados, necesitando
en algunos casos una constante monitorización de sus actos.
La memoria, el procesamiento verbal
y la atención son procesos enormemente dañados en los adultos o niños/as con TEA.
Las consecuencias de los
déficits ejecutivos antes comentados, conllevan dificultades en los
aprendizajes, que requieren coordinar y simultanear diferentes capacidades y
conocimientos como pueden ser :
- Autodirección
- Autonomía personal
- Diferentes aprendizajes escolare
- Actividad psicomotora
- Organizar secuencias y/o mantener información en la mente.
- Producción de conocimientos con un sentido o meta
- Iniciar actividades sin ayuda
- Monitorizar la propia ejecución, tiempo, atención y autocorreción.
- Atender a estímulos relevantes, tendencia a la distracción
- Generalizar lo aprendido
En el trastorno
autista la atención ejecutiva, la planificación, cambio de atención y la
inhibición de respuesta, son procesos que deben ser tratados de forma
específica pues:
La atención
ejecutiva se basa en la atención selectiva, la cual requiere de un esfuerzo
consciente para actuar sobre la memoria de trabajo y conseguir un objetivo
concreto como sería el aprendizaje.
La
planificación es anticipación, representación y producción de secuencias de
acciones concatenadas y orientadas a un fin, constantemente reevaluadas y
actualizadas.
El cambio de
atención o flexibilidad, se refiere a la modificación del foco de atención de
un punto a otro, de acuerdo a sucesos producidos en la situación y detener o
inhibir respuestas, controlar las informaciones irrelevantes o los impulsos que
puedan intervenir en la acción en curso.
En el TEA se
debe trabajar de forma explicita, todas estas capacidades que en el desarrollo
normal, las adquirimos de forma implícita. Para compensar estos déficits
ejecutivos es importante intervenir principalmente en:
- La atención de estímulos relevantes.
- Eliminar interferencias de estímulos distractores
- Conseguir metas y objetivos de forma explícita
- Anticipar, planificar, organizar actividades
- Mantener la información presente para hacer uso de ella.
- Control y orden temporal de las actividades
- Autorregulación de la conducta
- Flexibilidad mental y comportamental
Es importante
tener en cuenta la edad, el nivel de activación cognitivo, los problemas
atencionales y las alteraciones sensoriales que presentan.
Estas
disfunciones ejecutivas tienen consecuencias a nivel educativo y en el aula, principalmente
conllevan:
- Dificultad de comprensión lectora
- Dificultad de comprensión escrita
- Dificultad en la resolución de problemas matemáticos
- Dificultad en la capacidad para resumir, para resolver exámenes o tareas prefijadas y organizar trabajos.
Mejorar la
memoria de trabajo, el control inhibitorio y la flexibilidad cognitiva, influye
en la mejora de las funciones ejecutivas y en el rendimiento escolar en general,
en niños desde la infancia a la adolescencia, pudiéndose desarrollar y prevenir
los trastornos de estas funciones ejecutivas, por niveles de edad de la
siguiente manera:
- De los 6 a los 18 meses: se deben realizar juegos circulares de interacción, búsqueda de objetos ocultos, juegos de imitación, juegos de dedos y de lenguaje y acción.
- De los 18 a los 36 meses: actividades motrices (lanzar, coger pelota, caminar sobre una linea..), clasificar objetos por forma, color o tamaño, juegos funcionales y/o de función del lenguaje.
- De los 3 a los 5 años: juegos de rol cooperativos, contar cuentos, hacer recados, juegos de comportamiento inhibitorio.
- De los 7 a los 12 años: juegos de mesa y de cartas, juegos de clasificación con cambio de criterio, juegos de estrategia, música, canto o baile.
- En la adolescencia: actividad deportiva, yoga, meditación, relajación, teatro, juegos de estrategia y puzzles lógicos
Las funciones
ejecutivas influyen sobre las emociones y la conciencia, facilitando la
autorregulación y el propio proceso de conciencia, por eso es tan importante trabajar
en mejorarlas, durante todo el proceso de desarrollo.