La prevalencia del trastorno del aprendizaje
escolar oscila entre un 2%-10%, habitualmente los niños/as lo presentan en
varias áreas; lectura, calculo o expresión escrita, donde el rendimiento del
alumno/a es inferior al esperado por su edad, escolarización o nivel de
inteligencia.
Este tipo de trastorno puede comenzar en el inicio de la
niñez, infancia o adolescencia y si no se trata puede persistir hasta la edad
adulta. Los problemas de aprendizaje en estos casos interfieren
significativamente en el rendimiento académico o en las actividades cotidianas,
que requieren de estos aprendizajes instrumentales básicos.
En su valoración es importante diferenciarlos de aspectos
tales como: variaciones normales del rendimiento escolar, falta de
oportunidades para aprender, enseñanza deficiente, retraso mental, trastornos
generalizados del desarrollo o trastornos de la comunicación.
Es un déficit que surge en los procesos cognitivos,
produciendo déficit específicos en el procesamiento de la información o la
capacidad para aprender y suele darse con más frecuencia en varones que en
mujeres, se identifica su etiología con una disfunción cerebral mínima, por lo
general es precoz estando presente desde el inicio de la escolarización (es
importante igualmente considerar el momento evolutivo en el que aparece, ya que
no es lo mismo un retraso de un año en el aprendizaje a los siete años, que a
los catorce).
Las características que presentan estos niños/as con
dificultad de aprendizaje son:
·
Desde el punto de vista académico:
-
Falta de habilidad para resolver problemas.
-
Retrasos importantes en el rendimiento
académico.
-
Capacidades académicas desiguales.
-
No se involucran activamente en las tareas de
aprendizaje.
-
Pobre desarrollo cognitivo y del lenguaje.
-
No ha adquirido las capacidades básicas de
lectura.
·
Desde el punto de vista social.
-
Inmadurez social
-
Elección de patrones de conducta menos aceptados
socialmente.
-
Malinterpreta las indicaciones sociales y las
conductas no verbales.
-
No toma decisiones adecuadas.
-
No puede predecir las consecuencias de sus
conductas.
-
Experimenta rechazo por parte de sus compañeros,
pudiendo adoptar el papel de víctima.
-
Es tímido distraído y se aísla.
·
Desde el punto de vista conductual.
-
No presta atención en clase y se distrae.
-
Es impulsivo y muy movido lo que en ocasiones
puede confundirse con déficit de atención con hiperactividad.
-
Tiene una pobre coordinación motora y escasas
capacidades de relación espacial.
-
Es desorganizado
-
Es muy dependiente del profesor y de sus
compañeros de clase.
Es importante considerar que la mayoría de estos alumnos
puede lograr un nivel de aprendizaje adecuado, si recibe una instrucción
graduada a partir del nivel de funciones previamente diagnosticadas,
considerando además el tiempo necesario para su aprendizaje. La valoración e
intervención psicopedagógica es fundamental para su diagnóstico y el desarrollo
de estrategias cognitivas que favorezcan y faciliten su correcto proceso de
aprendizaje.