TRADUCTOR

domingo, 17 de diciembre de 2017

ASOCIACIÓN ENTRE PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO Y DIFICULTAD DE APRENDIZAJE

Resultado de imagen de MAFALDA DIFICULTAD APRENDIZAJE MALA CONDUCTA
Uno de los problemas íntimamente asociado a las dificultades de aprendizaje son los trastornos conductuales externalizantes, que se manifiestan provocando conflictos entre el niño/a y otras personas, tanto en casa como en la escuela.


Los comportamientos que destacan especialmente son; la hiperactividad, los problemas atencionales y los déficits de autorregulación, siendo menos frecuentes, aunque también pueden aparecer, manifestaciones típicas de oposicionismo, agresividad y conducta antisocial.
Existen estudios de seguimiento que muestran la asociación entre dislexia, conductas disruptivas, altas tasas de inatención y/u oposicionismo.

Los análisis sobre la prevalencia del trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), en niños/as previamente diagnosticados de dificultad de aprendizaje, indican cifras de solapamiento entre los dos trastornos importantes, en concreto los niños/as diagnosticados con TDAH inatento-desorganizado, que son los que tienen riesgo superior de experimentar trastornos del lenguaje y dificultades especificas en aprendizaje, también en otras áreas, que se manifiestan de forma temprana.

El nivel evolutivo es un factor que interviene decisivamente en el grado de asociación que se produce entre los dos trastornos (Déficit de atención con Hiperactividad TDAH y Dificultad de aprendizaje DA), los datos de diferentes estudios muestran que, durante los primeros años el rendimiento académico puede ser normal, en un número importante de casos aunque no en todos, en los primeros cursos de educación primaria entre 10-11% de los niños/as hiperactivos, manifiestan dificultades específicas en la lecto-escritura o en la aritmética, aumentando según se suceden los cursos, hasta alcanzar un 80% de asociación entre TDAH y DA en la preadolescencia, sino han recibido ningún tratamiento.

Los niños/as con TDAH experimentan además dificultades en las áreas de lectura, ortografía, matemáticas o expresión escrita. Las limitaciones en la autorregulación que presentan los niño/as con TDAH en este período evolutivo, tienen efectos devastadores sobre las habilidades académicas, que exigen un procesamiento estratégico junto a un esfuerzo sostenido. Los niños/as que muestran estos dos déficit asociados, presentan un doble handicap, además de las deficiencias en le procesamiento automático típicas de las dificultades de aprendizaje, experimentan dificultades para el despliegue del esfuerzo ante tareas, que caracterizan a los estudiantes con hiperactividad, de ahí la importancia que de que, el diagnostico sea precoz y el tratamiento también.

Los investigadores encontraron asociación esperada entre dificultad de aprendizaje y problemas de conducta en niños en un 70% , es decir, los niños que fracasan en la lectura también tienen problemas de conducta en este porcentaje, mientras que en las niñas esta relación es del 50%.

Los problemas de conducta y las dificultades de aprendizaje en cualquier área, en lectoescritura o aritmética, pueden interactuar y mantenerse a largo plazo, sobre todo en los casos en que aparece de forma temprana, siendo importante el tratamiento psicopedagógico para el desarrollo académico, personal, familiar y social del niño/a .

lunes, 11 de diciembre de 2017

DIVORCIO: AFECTACIÓN INFANTIL


Resultado de imagen de MAFALDA Y EL DIVORCIO



Las vivencias en la niñez con situaciones de tensión como en el divorcio, pueden llevar a la depresión, determinando el modo en el que los niños/as conciben las causas de los eventos vitales y aprendiendo estilos de pensamiento autoderrotistas.

La probabilidad de sufrir depresiones parece incrementarse cuando se experimentan tensiones tempranas devastadoras y se aprenden estilos de pensamiento autoderrotistas. A nivel conductual la depresión se presenta cuando en determinadas situaciones, los reforzadores acostumbrados, se retiran de manera repentina.

Las personas responden ante las pérdidas por medio de tristeza y disminución del ritmo. Los esfuerzos sin ganas tienen pocas probabilidades de producir resultados agradables, perpetuando la melancolía e incrementando las posibilidades de que se haga menos todavía.

Después de frustraciones y fracasos repetidos, los niños/as pueden llegar a creer que los esfuerzos son inútiles. Al considerarse impotentes ante la situación, se sentirán inadecuados cuando se enfrenten a tensiones que se presenten y la depresión sustituirá a la ansiedad.

Se piensa que las vivencias tempranas con impotencia, alteran los esfuerzos subsecuentes para enfrentar situaciones y determinan el modo en que concebirán las causas de los eventos vitales, que se presenten posteriormente.

Cuando se atribuyen las dificultades que se presentan a motivos internos, estables y globales, existen más posibilidades de percibirse a sí mismo impotente y desolado, que si se atribuyen los problemas a causas externas, temporales o específicas de un determinado momento o situación.

Diversos estudios han podido constatar que el divorcio causa un dolor intenso en la mayoría de las personas implicadas y el malestar suele empeorar de manera notable, antes de desvanecerse en un tiempo prolongado.

El divorcio crea tensión y pobreza en un solo golpe, justo después los hijos y los padres se sienten solitarios, deprimidos, enajenados y se consideran incompetentes.

Las madres pueden sentirse atrapadas por los niños y los padres marginados de la vida familiar.

Puede llevar dos años y medio o más para que los adultos recuperen la estabilidad después del divorcio, lo que puede influir notablemente en los sentimientos y comportamiento de los hijos.

En este periodo tanto hijos como padres pueden atormentarse debido a las causas de la ruptura, lo que  lleva en muchos casos a solicitar ayuda profesional.


Diferentes estudios han mostrado que, incluso cinco años después del divorcio sólo el 50% de los afectados pueden funcionar a un nivel mínimo de salud psicológica, lo que respalda la idea de  recibir terapia, en el transcurso del proceso.