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sábado, 2 de marzo de 2019

LOS DEFICITS COGNITIVOS EN EL APRENDIZAJE


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Nuestra forma de conocer se apoya en una serie de estructuras como la atención, el registro sensorial, la percepción o la memoria y unos procesos de control como la atención selectiva, la codificación, la elaboración de estrategias y las decisiones sobre su empleo que regulan nuestra actividad. Como se adquieren estas habilidades y se aplican estas estructuras, condiciona la forma de aprender y el conocimiento que adquirimos del entorno.

Cuando se intenta realizar el proceso de aprendizaje pueden aparecer en el transcurso déficits perceptivos fonológicos, semánticos y sintácticos, por lo que se tendrían problemas para adquirir palabras cuya función dominante sea gramatical, como artículos, preposiciones,  pronombres y adjetivos, experimentando dificultades con las reglas de concordancia y de composición de oraciones, traduciéndose en una pobre comprensión de todo tipo de aprendizaje, tanto oral como escrito.

No solo la percepción juega un papel fundamental en el aprendizaje, la memoria auditiva y visual también son esenciales en todo aprendizaje y especialmente en el lenguaje, que es la base de la mayoría de los aprendizajes. Tanto la percepción como la memoria, unido al proceso de atención, pueden explicar muchos de los síntomas que presentan alumnos con dificultades de aprendizaje o déficit cognitivos.

Los alumnos con dificultades de aprendizaje, suelen realizar también de forma deficiente, tareas que tienen que ver con la retención de información auditiva o visual, ya sea porque no emplean de forma autónoma, estrategias eficaces para retener la información o porque subyace un déficit estructural previo, en la capacidad de almacenaje de la información, que afecta a varios o alguno de los procesos de almacenaje de la memoria, memoria operativa a corto, o a largo plazo.

La atención es otro de los componentes estructurales, a los que se atribuye el éxito o el fracaso académico, principalmente la atención concentrada y selectiva. Los alumnos con dificultades de aprendizaje, suelen tener una notable lentitud en tareas que requieren mantener de forma sostenida la atención. Este tipo de atención, cuyo normal desarrollo se alcanza hacia los ocho años, es la edad en la que los alumnos que no tienen este déficit, consiguen dirigir la atención,  de forma eficaz a los estímulos relevantes con éxito. Si esto no ocurre así y se produce un retraso madurativo que puede llegar a ser hasta de tres años, produciría una acumulación de nociones mal aprendidas o ignoradas por los alumnos con este déficit, que anunciaría un fracaso escolar posterior.

A las explicaciones basadas en déficits estructurales descritas hasta ahora, se deben añadir las relacionadas con carencias en los procesos de control. Los alumnos/as con dificultades de aprendizaje, muestran retrasos en el uso por ejemplo, de estrategias espontáneas de memorización, cuando debe ser más activo su aprendizaje, porque requieren una mayor elaboración personal, entonces su rendimiento desciende de una manera más notable. Por lo tanto los alumnos/as con déficit cognitivo, pueden fracasar por varias causas, en función de que sus problemas se deban a la recepción, o la producción de la información, al grado de implicación en la tarea y a la relevancia de ésta.

Es importante también tener en cuenta que estos alumnos/as, pueden tener dificultad en procesos metacognitivos subyacentes, para realizar posteriormente tres tipos de operaciones: seleccionar estratégicamente la información necesaria, detectar inconsistencias en el propio sistema de creencias, que llevaría a cuestionar la información que recibe y corregirlas ante nuevas experiencias, o controlar la propia actuación, en base a la información anterior.

Otro de los factores que influye de forma importante en el desarrollo cognitivo, es el autocontrol emocional y sus habilidades sociales, coexistiendo de forma importante y favoreciendo o dificultando, cualquiera de los anteriores procesos tanto estructurales, como de control.

Lo factores motivacionales y de temperamento influyen en los procesos cognitivos, ya desde la etapa de bebés, se encuentran variables temperamentales; como la elevada irritabilidad antes los cambios y la frustración, la sensibilidad excesiva ante los estímulos y las respuestas a estos o la ausencia de patrones estables de sueño y alimentación, que pueden ser diferenciadores en el desarrollo.

Estos procesos se han tenido en cuenta en diferentes estudios donde se ha investigado la relación entre el temperamento y adaptación al aprendizaje escolar, como el de Keogh (1982) definiendo factorialmente la educabilidad, encontró tres rasgos relevantes; la orientación a la tarea que incluye elementos como persistencia, distraibilidad y nivel de actividad, la flexibilidad personal y social, como capacidad de adaptación ante las demandas del sistema y de las personas y la reactividad ante situaciones de tensión.
De sus investigaciones deduce la existencia de, un estilo de relación y aprendizaje que puede influir con mucha mayor relevancia que el CI en la respuesta de los alumnos/as a las demandas escolares. Los afectados por dificultades de aprendizaje, coincidían en presentar bajos valores en educabilidad, especialmente en su orientación a la tarea.

Es importante tener en cuenta los múltiples factores tanto estructurales como de proceso que influyen en el aprendizaje y que facilitan o dificultan este desde el comienzo del procesamiento y en la forma de procesar, desde edades muy tempranas el actual y posterior desarrollo cognitivo del alumno/a. El tratamiento psicopedagógico se vuelve fundamental en estos casos para poder mejorar el proceso estructural y los procesos de control en estos alumnos/as en el cualquier tipo de aprendizaje.