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viernes, 13 de mayo de 2016

ALTERACIONES DEL LENGUAJE EN EL AUTISMO


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Los niños autistas tienen una extremada dificultad para desarrollar el lenguaje en su periodo crítico de desarrollo, al carecer de los imputs intersubjetivos, que ponen en marcha los mecanismos específicos de adquisición lingüística.

En general todos los niños/as en el periodo crítico de desarrollo del lenguaje disponen de unas estructuras o mecanismos intersubjetivos, que les permiten ir adquiriendo el lenguaje, con el fin de cumplir las necesidades y funciones comunicativas. En los niños/as autistas estas estructuras o mecanismos no están desarrollados, lo que produce que esta dificultad sea tan insuperable, como para dejarles sumidos en algunos casos más severos en el mutismo, en aquellos casos en que esta dificultad no es tan insuperable, tienden a desarrollar un lenguaje poco funcional y espontáneo, con alteraciones peculiares como: la ecolalia, la inversión de formas deícticas, la literalidad extremada de los enunciados y las formas de comprensión, el laconismo, la presencia masiva de formas imperativas y la ausencia o limitación de declarativas, la emisión de verbalizaciones semánticamente vacías, irrelevantes o poco adaptativas a las situaciones interactivas y una limitación extrema de las competencias de conversación y discurso.

Los niños/as con autismo presentan tantas y tan diversas anormalidades en su lenguaje expresivo, que resulta difícil encontrar un hilo conductor que nos permita establecer distintos niveles en la gravedad del trastorno, para poder luego guiar la intervención. Algunas claves que suelen señalarse en este sentido son:
-          El grado de espontaneidad formal de las emisiones, es decir, lo opuesto a la ecolalia.
-          El grado de organización conversacional y discursiva del lenguaje.

Los niños/as con autismo también presentan deficiencias en la comprensión del lenguaje, tan marcadas a veces, que llegan a ser muy semejantes a las que presentan los niños, con trastornos específicos severos del desarrollo del lenguaje receptivo ( en concreto, la agnosia verbal auditiva o el déficit semántico pragmático).

Las dificultades y anomalías de comprensión son muy variables; hay autistas que no responden nunca al lenguaje o en los casos más severos, se comportan como si no lo oyeran. Esto sucede frecuentemente en el inicio del cuadro, hasta tal punto que se producen sospechas de sordera en un 40% de los niños. En los casos menos graves de autismo, encontramos dificultades sutiles, para captar el significado profundo de enunciados, que implican doble semiosis, como las metáforas, ironías o sarcasmos, refranes, proverbios, etc.


En todos los casos es sumamente importante, la detección precoz antes de los cinco años y el tratamiento, para que el niño/a reciba la terapia necesaria, que le ayude en su interacción social, comunicación y comportamiento, para que pueda tener un desarrollo más pleno y satisfactorio, que le ayude a suplir lo máximo posible estas deficiencias.