TRADUCTOR

domingo, 26 de agosto de 2018

TRASTORNO FONOLÓGICO O DEL DESARROLLO DE LA ARTICULACIÓN


Resultado de imagen de trastorno fonológico del lenguaje y mafalda

El trastorno fonológico del desarrollo de la articulación en el lenguaje, es una incapacidad para utilizar los sonidos del habla en niños de cuatro a siete años, con una prevalencia entre los seis y siete años de un 2%, esta incidencia es de un 0,5% a partir de los diecisiete años. Se caracteriza por errores en la producción de diversos fonemas en su orden, articulación, con sustituciones, omisiones incorrectas y ceceo frecuentes.

El trastorno fonológico o del desarrollo de la articulación, que en ocasiones es conocido también por, dispraxia evolutiva del habla, cuando incluye errores inconsistentes, dificultades en la secuenciación de sonidos del  habla discursiva y distorsiones en la pronunciación de las vocales, tiene una prevalencia en la población infantil, en términos de moderado a grave, de un 2% en niños/as de seis a siete años, siendo mayor el porcentaje en edades más tempranas.
La intervención psicopedagógica y en logopedia se vuelve fundamental para su recuperación, ya que la incidencia a partir de los diecisiete años es todavía de un 0,5%, pudiendo influir en el aprendizaje y desarrollo del lenguaje en diferentes áreas del contexto escolar.

Este tipo de trastorno se caracteriza fundamentalmente por:

  • Errores en la producción, utilización, representación u organización de los sonidos, con sustituciones de unos fonemas por otros de forma incorrecta, omisiones o distorsiones de diversos fonemas .
  • Los sonidos que peor se articulan suelen ser los de adquisición tardía : l, r, rr, s, z, ch
  • El ceceo es frecuente.
  • Comporta errores de selección y ordenamiento de los sonidos en las sílabas y las palabras, que pueden intercambiar su orden (los por sol).

El tratamiento psicopedagógico además del tratamiento fonológico de la producción del habla, en estos casos suele ser fundamental para su recuperación, principalmente a partir de los cinco años, ya que es frecuente que se produzcan, alteraciones en el aprendizaje lectoescritor asociadas, que se deberán tratar, para el correcto desarrollo del lenguaje del niño/a en todas sus áreas.

sábado, 25 de agosto de 2018

TRASTORNO DEL LENGUAJE EXPRESIVO


Resultado de imagen de mafalda y problemas de expresión lenguaje




El trastorno del lenguaje expresivo en niños/as, se puede ver asociado a dificultades en el rendimiento académico, retraimiento social y trastorno del déficit de atención con hiperactividad, presentando en estos casos un nivel de inteligencia y capacidad de lenguaje receptivo normal.

El trastorno expresivo del lenguaje suele identificarse hacia los tres años en un 10-15% o en ocasiones cuando ya se inicia la escolaridad obligatoria, entre un 3-7% de los casos, o en su formas más leves al inicio de la adolescencia, asociado ya a otras dificultades de aprendizaje.

Se trata de una deficiencia en la expresión del lenguaje, donde los niños/as muestran puntuaciones normales en las evaluaciones de capacidad intelectual y en el desarrollo del lenguaje receptivo o comprensivo.

Para diagnosticarlo se realiza una valoración funcional completa de la capacidad verbal del niño/a y cognitiva, para diferenciarlo de trastornos del lenguaje asociados, déficit sensorial, retraso mental, autismo, entre otros.

Las dificultades que presenta, pueden interferir en el rendimiento académico del niño/a y/o social normal, asociándose con frecuencia a retraimiento social y trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

En los niños/as pequeños se evidencia un trastorno fonológico, además de un trastorno en la fluencia y formulación del lenguaje, con una velocidad anormalmente acelerada y un ritmo errático del habla, así como alteraciones de la estructura del lenguaje.

Estas características pueden variar en función de de la gravedad y la edad del niño/a e incluyen:

  • Habla limitada y dificultades fonológicas
  • Vocabulario reducido
  • Dificultad para adquirir palabras nuevas
  • Frases excesivamente cortas y erráticas
  • Velocidad del habla acelerada
  • Estructuras gramaticales incorrectas
  • El funcionamiento no lingüístico y las habilidades de comprensión del lenguaje están dentro de los límites normales.

El trastorno del lenguaje expresivo puede ser:

  • Evolutivo: no se encuentra asociado a lesión cerebral, los niños/as inician su habla de forma tardía y progresan con más lentitud de lo normal, en su lenguaje expresivo. Este tipo suele ser más probable, en aquellos niños/as con una historia familiar previa.
  • Adquirido: se manifiesta como una insuficiencia del lenguaje expresivo tras un período de desarrollo normal, resultado de una enfermedad neurológica. En estos casos son frecuentes además anomalías de la articulación motora, errores fonológicos, habla lenta, repeticiones silábicas, entonación monótona etc.


La recuperación es total en el trastorno evolutivo del lenguaje expresivo si se realiza tratamiento logopédico y psicopedagógico en los primeros años, sino los déficits pueden persistir hasta la edad adulta en menor proporción. En el caso del lenguaje del trastorno adquirido, depende del alcance neurológico para su posterior recuperación.





martes, 10 de julio de 2018

DIFICULTAD EN EL RECONOCIMIENTO DE PALABRAS Y PERCEPCIÓN VISUAL


Resultado de imagen de mafalda y la lectoescritura




Identificar la palabra que aparece representada en una serie de grafías no es para algunos niños/as algo sencillo, en el momento de la decodificación lectoescritora algo les impide diferenciar determinados fonemas que dificultan el aprendizaje de la lectoescritura. La conciencia de este problema ha dado lugar a la categoría y diagnóstico en algunos casos de dislexia.

Pero ¿Qué es la dislexia? ¿Qué tipos de dislexia hay? ¿Cómo de se debe tratar e intervenir esta dificultad con la lectoescritura?

Siguiendo los nuevos modelos de estudios de la lectura, se llama decodificación como sugirió en su momento Goodman y aceptan hoy la mayoría de los autores, al conjunto de acciones y procesos que permiten al lector reconocer, o aprender, una palabra cuando aparece en su forma escrita. La evaluación e intervención de las dificultades de aprendizaje de la lectura se ven favorecidas cuando, se puede estudiar cómo el niño/a afectado/a desarrolla y controla cada una de las acciones y procesos implicados.

La primera intuición razonable en un problema de lectura, es suponer que algo impide al aprendiz, identificar los rasgos diferenciales de cada una de las letras, conviene siempre analizar si el aspirante a lector domina habilidades esenciales como:
-          Precisión en la percepción visual de las letras solas o asociadas, discriminando con seguridad entre las que son semejantes. Es lo que se ha llamado afectación de la ruta visual en la decodificación de fonemas, en algunos niños/as categorizados como disléxicos.

En su evaluación e intervención pueden aparecer distintos tipos de problemas:
-          Que no se aprecie como rasgo diferenciador la posición en el espacio, algo muy relevante ante letras como: d, p, b, q
-          Confusión entre vocales al realizar el proceso lector.
-          Que no se conceda la importancia debida a diferencias mínimas, como sucede por ejemplo entre los fonemas: m, n , ñ
-          Que se tenga dificultad en la capacidad de identificar los rasgos gráficos estables de cada letra con independencia del tipo de escritura.
-          Dificultad en la memoria visual de los patrones de letras, tanto solas como asociadas, en diferentes seriaciones.
-          Dificultad o confusión entre número y letras por ejemplo F, 7 o entre propios números 6/9.

Ante un problema de este tipo no sólo hay que evaluar la lateralidad del niño/a sino también como se produce en estos casos el aprendizaje de la propiedad de los cuerpos, que son estables en general, con independencia de su posición en el espacio, teniendo en cuenta también patrones en movimiento.
Aunque la mayoría de las dificultades de lectoescritura no se deben única y exclusivamente a deficiencias en la percepción visual, no excluye su importancia e influencia sobre el tratamiento y la evaluación del proceso lectoescritor, aún así en las valoraciones e intervenciones se debe tener también en cuenta la afectación de la ruta indirecta o fonológica, por la que el niño/a debe recodificar los símbolos gráficos a los sonidos correspondientes, hasta componer de forma oral la palabra correcta.

Este tipo de dificultades sobre los alumnos/as que se inician en el proceso lectoescritor, si no se trata inicialmente, con una intervención psicopedagógica, conlleva que en diversos casos, no se alcance un mínimo grado de efectividad en  etapas posteriores, que requieren una rápida, diestra y automática identificación de las letras y los grupos de letras, derivando en dificultades con posteriores aprendizajes en diversas materias, no sólo relacionadas con el área del lenguaje, sino también en matemáticas, en todo lo relacionado con comprensión, análisis de textos o seriación, por lo que habrá que valorar además, si la afectación de está dificultad está también en el área matemática y en que grado. En cuyo caso la valoración e intervención deberá ser generalizada, para que no influya en posteriores aprendizajes escolares.

domingo, 18 de marzo de 2018

PROCESAMIENTO LECTOESCRITUA COMO PARTE DEL DESARROLLO DEL LENGUAJE

Resultado de imagen de mafalda y la lectoescritura



El lenguaje oral y escrito tienen muchas semejanzas, ya que ambos, son actividades lingüísticas, pero presentan una serie de diferencias, que indican la mayor complejidad de demandas del segundo, frente al primero, este hecho explica que su adquisición sea más difícil y origine problemas en muchos niños/as. Es poco frecuente, que los niños no adquieran la capacidad de comunicación oral, a no ser que presenten algún déficit, sin embargo, un alto porcentaje experimentan dificultades en la adquisición de la lectoescritura y al enfrentarse a este aprendizaje, es cuando se manifiestan retrasos y dificultades que pasaban desapercibidos con anterioridad.

Escribir y leer son operaciones complejas que implican múltiples suboperaciones, órdenes de procesamiento y un amplio conjunto de conocimientos. Para lograr dominarlos se deben desarrollar simultáneamente el reconocimiento y producción de palabras, la decodificación lectora, codificación o deletreo escrito y la comprensión lectora y composición escrita.

Cuando se presentan dificultades en la adquisición del dominio lectoescritor, lo primero que se debe establecer es la diferencia entre, lo que pueden ser problemas generales del lenguaje, por lo tanto se van a dar en la comprensión y producción del lenguaje oral y escrito, de lo que son problemas específicos de la lectura o escritura, que sólo se producirán en el ámbito del lenguaje lectoescritor.

La facultad del lenguaje no funciona de modo global, no es una cuestión de todo o nada, sino que, unas habilidades pueden estar operando de un modo adecuado y otras ser altamente ineficientes, aunque por supuesto existen interrelaciones entre ellas. Lo que ilustra esta afirmación ocurre en la dislexia, donde encontramos un adecuado desarrollo del lenguaje oral y, sin embargo, aparecen dificultades en el lenguaje lectoescritor.

Aprender a leer implica que la lectura se desarrolla en sus dos aspectos, reconocimiento de palabras y comprensión de información escrita. Aprender a escribir implica saber codificar palabras y componer textos. El aprendizaje de la lectura y escritura constituye un fin en sí mismo, principalmente cuando en su proceso aparecen problemas con la adquisición, que no permiten al niño/a mejorar su sistema lingüístico, comunicativo y proporcionarle la llave de acceso a otros aprendizajes. La lectoescritura funcional es uno de los objetivos últimos de la enseñanza, de modo que si no se consigue, se verán comprometidos otros muchos aprendizajes académicos.

En estas complejas habilidades de aprendizaje del proceso lectoescritor intervienen diferentes procesos compuestos a su vez de otros, existiendo unos procesos de bajo nivel o automáticos y procesos superiores o controlados. Cuando una habilidad está altamente automatizada, no necesita acceder a la conciencia para poder llevarse a cabo, por el contrario los procesos controlados, necesitan y consumen recursos atencionales. De ahí que la decodificación de las palabras, que se refiere al reconocimiento y comprensión de palabras escritas o su codificación en la escritura, deban estar automatizadas, para poder dedicar los recursos cognitivos a la comprensión y expresión escritas, cuya meta es la construcción del significado del texto.

En el proceso lectoescritor una dificultad en los procesos de bajo nivel, actuaría como un cuello de botella, que impediría llegar a los más altos. Según como se manifiestan las dificultades y como se combinen surgen diferentes categorías de problemas.

En el proceso lector pueden aparecer tres tipos de dificultades en los niño/as que podríamos englobar en los siguientes grupos:

-          Alumnos con malas habilidades de decodificación pero adecuadas en comprensión, constituyen el grupo de las dificultades de aprendizaje específicas de la lectura o dislexia.
-          Alumnos con adecuada decodificación pero deficientes habilidades de comprensión, constituyen el grupo de DA de la lectura no específica.
-          Alumnos con deficiencias en decodificación y comprensión, constituyen el grupo de DA de la lectura generalizada.

La adquisición de la lectoescritura es un proceso paulatino, que no representa sólo un mero sistema de decodificación escrita o lectora, mediante los que se transcriben la correspondencias entre fonemas y grafemas, sino que implica una elaboración e interpretación, una reconstrucción del significado combinando demandas de la tarea y conocimientos previos. Los niños/as no deben verse a sí mismos, como meros receptores o reproductores de la información, sino como agentes activos respecto a la tarea, regulando y manteniendo su atención, generando predicciones, preguntas, imágenes, en definitiva aplicando sus recursos y estrategias cognitivas a la búsqueda e integración de la información, lo que implica que en la mejora del proceso lectoescritor, también esto deba desrrollarse y enseñarse de forma explicita, junto con la mejora en el tratamiento del proceso de atención.

Para ser un buen lector o escritor, no sólo es necesario ser activo en la construcción del significado, sino que también se requiere, ser competente desde el punto de vista de las estrategias.

Las personas competentes en cualquier dominio o habilidad, han desarrollado un conjunto de estrategias cognitivas y metacognitivas que utilizan ajustándolas a las demandas de las tareas y de las situaciones que se plantean. Así, por ejemplo, estrategias como explorar el contenido antes de leer el texto, hacer predicciones, volver hacia atrás en caso de incomprensión, generar autopreguntas sobre el texto, parafrasear la información, distinguir las ideas principales de las secundarias etc.., son características de lectores expertos. Por su parte la escritura implica, poner en marcha estrategias de planificación, de generación y organización de ideas, de revisión del texto ya elaborado, etc. Estas estrategias en muchos casos, también deben ser enseñadas de forma explicita.

Para muchos de los niños/as los primeros contactos con la lectorescritura, no significa una experiencia positiva, sino más bien implican fracaso y frustración cotidianos. En el desarrollo lectoescritor también influyen por lo tanto, la afectividad y motivación, el deseo de leer y escribir, la estabilidad emocional, el autoconcepto, el interés por aprender en definitiva, los factores afectivo-motivacionales, van a influir altamente en los logros de el niño/a en la adquisición de este proceso y el aprendizaje en general, por lo que deben ser tenidos muy en cuenta, en la educación y por supuesto en la aplicación de estrategias terapéuticas, que se desarrollen en el aprendizaje de este procedimiento.