Los trastornos por déficit de
atención y comportamiento perturbador, pueden oscilar desde la conducta
desorganizada y altamente inquieta, hasta la conducta que vulnera los derechos
de otros niños y no se ajusta a normas
sociales, siendo fundamental una valoración e intervención precoz, para evitar
una posible escala continua entre trastornos, al llegar a la adolescencia,
consiguiendo así mejorar el desarrollo personal.
Los trastornos que se agrupan
como déficit de atención y comportamiento pertubador son: El trastorno disocial,
el trastorno negativista- desafiante, el trastorno por déficit de atención con
hiperactividad TDAH.
Los tres trastornos tienen en
común, agrupar conductas que resultan molestas para el niño/a o adolescente y
especialmente para su entorno, pero su gravedad varía en una escala ascendente,
desde conductas de desobediencia y desafío del trastorno negativista
desafiante, hasta aquellas más graves de robo o agresión, que se pueden dar en
el trastorno disocial.
Algunos estudios hablan incluso
de un continuo entre el TDAH en los niños/as, asociado a un trastorno
negativista y el trastorno disocial en la adolescencia. La posibilidad de que
se de esta escala entre trastornos, agudiza la importancia de una intervención
temprana y eficaz.
Pero, ¿Cómo son y se identifican
cada uno de estos trastornos?
El trastorno negativista desafiante, suele aparecer antes de los 8
años y nunca más tarde del inicio de la adolescencia, en el contexto familiar,
aunque posteriormente se generaliza a otros contextos, los síntomas aparecen de
forma gradual y se mantienen más de seis meses incluso años, el comportamiento
es oposicionista, hostil y desafiante, molesta y es susceptible y fácilmente
molestado, mostrando rencor y venganza. Los índices de prevalencia de este
trastorno oscilan entre el 2 y el 16%.
El trastorno disocial, presenta un patrón repetitivo y persistente,
en el que se violan los derechos básicos de otras personas o normas sociales,
manifestándose durante un tiempo de más de 6 meses, en distintos contextos, los
síntomas están relacionados con cuatro áreas conductuales: agresión a personas
o animales, destrucción de la propiedad, fraudulencia o robo, violaciones
graves de normas.
En su desarrollo el trastorno
negativista desafiante, es un precursor habitual del trastorno disocial de
inicio en la infancia, siendo este el de peor pronostico y suponiendo un mayor
riesgo, para que las conductas antisociales, se mantengan en la edad adulta,
hasta conformar un trastorno antisocial de la personalidad. Sus índices de
prevalencia oscilan entre el 1 y el 10%.
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad TDAH, es
una alteración en las siguientes áreas:
- Desatención: muestran dificultad para mantener
la atención incluso en actividades lúdicas, dificultad para seguir instrucciones
sin que muestre comportamiento negativista, incapacidad para organizar tareas o
actividades, dificultad sostener atención en el tiempo, se distrae con
estímulos irrelevantes, descuidado/a actividades diarias.
- Hiperactividad: se mueve en exceso, corre y
salta en situaciones donde no es apropiado, no consigue estar sentado, habla en
exceso, dificultad para dedicarse tranquilamente a actividades.
- Impulsividad: dificultades para guardar turno,
interrumpe o se inmiscuye en actividades de otros.
El trastorno de TDAH se
diagnostica en los primeros años, sus índices de prevalencia son del entre 3-
10%.
El tratamiento del TDAH una vez
diagnosticado, se centra en la intervención del déficit de atención focalizada
y sostenida. Los datos recientes muestran la eficacia de intervenciones donde
se combina la terapia visual, la activación cortical y el entrenamiento con
actividades, que mejoran los resultados de atención sostenidad y focalizada.
Para los síntomas de impulsividad e hiperactividad, la intervención se centra
en la reducción de la activación, mediante programa de reducción de la
ansiedad, control de los impulsos.
El tratamiento de los problemas
conductuales es importante para el correcto desarrollo individual, una vez
instaurado la intervención se centra en el desarrollo de habilidades de
regulación conductual y emocional, mediante técnicas cognitivo-conductuales, a
través del desarrollo de patrones de contingencia, que potencien las conductas
adecuadas, con entrenamiento familiar para que se potencien también en ese
entorno. Cuando el problema es atencional la intervención es más
individualizada y focalizada en este área.
La valoración e intervención
precoz en estos trastornos es fundamental, pues pueden aparecer uno tras otro
en determinadas circunstancias o cumpliéndose determinados factores, sino son
tratados a tiempo durante el desarrollo.
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