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sábado, 17 de agosto de 2019

LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA EN LA INFANCIA


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Los trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador, pueden oscilar desde la conducta desorganizada y altamente inquieta, hasta la conducta que vulnera los derechos de otros niños y  no se ajusta a normas sociales, siendo fundamental una valoración e intervención precoz, para evitar una posible escala continua entre trastornos, al llegar a la adolescencia, consiguiendo así mejorar el desarrollo personal.

Los trastornos que se agrupan como déficit de atención y comportamiento pertubador son: El trastorno disocial, el trastorno negativista- desafiante, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad TDAH.

Los tres trastornos tienen en común, agrupar conductas que resultan molestas para el niño/a o adolescente y especialmente para su entorno, pero su gravedad varía en una escala ascendente, desde conductas de desobediencia y desafío del trastorno negativista desafiante, hasta aquellas más graves de robo o agresión, que se pueden dar en el trastorno disocial.

Algunos estudios hablan incluso de un continuo entre el TDAH en los niños/as, asociado a un trastorno negativista y el trastorno disocial en la adolescencia. La posibilidad de que se de esta escala entre trastornos, agudiza la importancia de una intervención temprana y eficaz.

Pero, ¿Cómo son y se identifican cada uno de estos trastornos?

El trastorno negativista desafiante, suele aparecer antes de los 8 años y nunca más tarde del inicio de la adolescencia, en el contexto familiar, aunque posteriormente se generaliza a otros contextos, los síntomas aparecen de forma gradual y se mantienen más de seis meses incluso años, el comportamiento es oposicionista, hostil y desafiante, molesta y es susceptible y fácilmente molestado, mostrando rencor y venganza. Los índices de prevalencia de este trastorno oscilan entre el 2 y el 16%.

El trastorno disocial, presenta un patrón repetitivo y persistente, en el que se violan los derechos básicos de otras personas o normas sociales, manifestándose durante un tiempo de más de 6 meses, en distintos contextos, los síntomas están relacionados con cuatro áreas conductuales: agresión a personas o animales, destrucción de la propiedad, fraudulencia o robo, violaciones graves de normas.

En su desarrollo el trastorno negativista desafiante, es un precursor habitual del trastorno disocial de inicio en la infancia, siendo este el de peor pronostico y suponiendo un mayor riesgo, para que las conductas antisociales, se mantengan en la edad adulta, hasta conformar un trastorno antisocial de la personalidad. Sus índices de prevalencia oscilan entre el 1 y el 10%.

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad TDAH, es una alteración en las siguientes áreas:
-     Desatención: muestran dificultad para mantener la atención incluso en actividades lúdicas, dificultad para seguir instrucciones sin que muestre comportamiento negativista, incapacidad para organizar tareas o actividades, dificultad sostener atención en el tiempo, se distrae con estímulos irrelevantes, descuidado/a actividades diarias.
-      Hiperactividad: se mueve en exceso, corre y salta en situaciones donde no es apropiado, no consigue estar sentado, habla en exceso, dificultad para dedicarse tranquilamente a actividades.
-     Impulsividad: dificultades para guardar turno, interrumpe o se inmiscuye en actividades de otros.
El trastorno de TDAH se diagnostica en los primeros años, sus índices de prevalencia son del entre 3- 10%.

El tratamiento del TDAH una vez diagnosticado, se centra en la intervención del déficit de atención focalizada y sostenida. Los datos recientes muestran la eficacia de intervenciones donde se combina la terapia visual, la activación cortical y el entrenamiento con actividades, que mejoran los resultados de atención sostenidad y focalizada. Para los síntomas de impulsividad e hiperactividad, la intervención se centra en la reducción de la activación, mediante programa de reducción de la ansiedad, control de los impulsos.

El tratamiento de los problemas conductuales es importante para el correcto desarrollo individual, una vez instaurado la intervención se centra en el desarrollo de habilidades de regulación conductual y emocional, mediante técnicas cognitivo-conductuales, a través del desarrollo de patrones de contingencia, que potencien las conductas adecuadas, con entrenamiento familiar para que se potencien también en ese entorno. Cuando el problema es atencional la intervención es más individualizada y focalizada en este área.

La valoración e intervención precoz en estos trastornos es fundamental, pues pueden aparecer uno tras otro en determinadas circunstancias o cumpliéndose determinados factores, sino son tratados a tiempo durante el desarrollo.

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