Los niños/as con autismo y otros
trastornos generalizados del desarrollo presentan algunas dificultades de
atención, generalización, comprensión, así como escasa tolerancia a la
frustración, que genera en ellos una dificultad añadida para el aprendizaje.
En la mayoría de los países los
programas de intervención básica para niños con trastornos generalizados son
educativos, tanto en un aula normal, como aula o escuela especial o en un
hospital, estos programas persiguen dos objetivos básicos: la mejora su
conocimiento social y habilidades comunicativas, así como lograr una conducta
autorreguladora del entorno.
Los problemas de generalización
que presentan, hace que el aprendizaje se vea favorecido por contextos con un
alto nivel de estructuración, mayor cuanto menor sea la edad o nivel del
desarrollo del niño. Durante el proceso de intervención se va caminando hacia
la desestructuración programada, flexibilizando el entorno, en un proceso
planificado para evitar que el niño/a se desoriente, irle retirando los puntos
de apoyo con los que contaba, de acuerdo siempre al nivel de desarrollo.
Dada la baja tolerancia a la
frustración, es deseable un sistema de aprendizaje sin error, en el que con
ayudas otorgadas el niño/a realice con éxito las tareas propuestas. Se van desvaneciendo
poco a poco las ayudas prestadas, hasta conseguir los niveles de independencia
mayores posibles, en función del nivel de desarrollo cognitivo del niño/a. Es
necesario organizar la tarea, poniendo todo el énfasis en el éxito, partiendo
de tareas que el niño sabe hacer y dividiéndolas en pequeños pasos.
Las estrategias generales de
aprendizaje que suelen emplearse son:
-
El condicionamiento operante empleando refuerzos. Se
pretende que con el tiempo, la ejecución de la propia tarea que se quiere
enseñar, sea en sí misma reforzante, pero hasta entonces, sobre todo con
funcionamientos intelectuales bajos, es necesario utilizar refuerzos primarios,
unidos a un refuerzo social.
-
El refuerzo social, siempre ha de estar presente, en
función de las competencias sociales del niño/a, llegando a ser el único
refuerzo cuando existe una intersubjetividad adecuada.
-
Rutina, actividades de la misma forma y siempre dentro
de un mismo marco. La agenda de trabajo y forma de utilizarla es también
rutinaria. Una vez conocida se puede romper, para provocar en el niño/a un
pequeño desconcierto o incertidumbre, que da paso a estrategias de comunicación
para el aprendizaje y recuperarla.
Es importante realizar además una
intervención en los problemas de comunicación; dado que las alteraciones del
lenguaje, se centran en su componente pragmático de carácter declarativo y
protodeclarativo, el tratamiento de la comunicación es una prioridad
fundamental. Este no se enfoca tanto en el lenguaje oral aunque en casos es
también necesario, sino en los procesos comunicativos, que son procesos
básicamente de interacción social, dirigiendo los esfuerzos a la creación de
conductas comunicativas, expresivas espontaneas. Lo importante no es tanto la
enseñanza de signo aunque también se realice, sino la enseñanza de esquemas de
percepción de causalidad física y social, estrategias de anticipación y
estrategias instrumentales. Para el trabajo sobre la comunicación, son útiles
los programas que estimulan el desarrollo de habilidades básicas de relación
intencionada y atención conjunta, se trata de ir consiguiendo que obtenga sus
metas por sí mismo poco a poco, sin necesidad de recurrir al adulto.
Promover la comunicación protodeclarativa
o declarativa es uno de los desafios en
el tratamiento, principalmente con niños/as autistas, es necesario realizar un
trabajo de signos con referentes, procedimientos que estimulen la acción
conjunta sobre objetos y la atención conjunta a situaciones, acciones o cosas,
en situaciones lúdicas y cargadas de afectividad, como describir
acontecimientos, láminas, situaciones, narrar, preguntar obtener información,
funciones todas ellas comunicativas, que el niño/a normal aprende
espontáneamente y que en estos trastornos deben ser enseñadas específicamente y
de forma explicita.
Las intervenciones debe ir
dirigidas a mejorar los problemas de lenguaje expresivo; los niños/as o niñas
que son capaces de crear formalmente oraciones espontáneas, pero no de
conversar, deben aprender mediante ejercicios explícitos y muy ayudados, por
medios gráficos y apoyos lingüísticos a describir, narrar o mantener
interacciones lingüísticas, cada vez más largas y complejas, más semejantes a
conversaciones. Las intervenciones van pasando de ser muy imitativas y
directivas, a ser mucho más interactivas, fluidas y naturalistas. En los
niños/as con niveles más altos en sus capacidades lingüísticas, el objetivo es
mejorar sus habilidades pragmáticas, ayudar a interpretar los significados no
literales del lenguaje, limitar las anomalías prosódicas y disminuir la
ansiedad, ante la actividad lingüística. Se les enseña a iniciar
conversaciones, pedir aclaraciones, hacer comentarios que implican empatía,
realizar conversaciones en situaciones simuladas, explicar metáforas o ironías,
emplear tonos para transmitir estados de animo, interpretar intenciones en
situaciones reales o representadas de conversación.
La intervención en los problemas
de lenguaje receptivo; el objetivo esencial es motivar primero la actuación
lingüística del niño/a y dejar las tareas de discriminación receptiva que
pueden resultar más tediosas, para más adelante del tratamiento.
En el caso de los niño/as con más
dificultades en comprensión, es útil en los inicios no abusar del lenguaje,
intentando suscitar, por parte del niño/a sus intenciones, ofertas de relación
o actividades, mediante el empleo de gestos, signos, representaciones
analógicas, en los casos más severos ayudas físicas. Posteriormente se pasa a
programas, que susciten la comprensión de ordenes lingüísticas sencillas con
código lingüístico o mixto, para facilitarle el acceso a un nivel sintagmático
y oracional, es útil el empleo de estrategias de discriminación receptiva,
oraciones con variaciones estructurales, selección de oraciones sinónimas,
terminación de oraciones, detección de papeles temáticos, definición explicita
de la intención con que se dicen las oraciones, definición funcional de
palabras y conceptos..
Los tratamientos se encaminan a
estimular y reforzar la atención, a conversaciones que no les están dirigidas
específicamente, que permitan comprender cursos de intenciones e interacciones
de relaciones, deseos, estados mentales de personas.
Los niños/as con espectro autista
o trastornos generales del desarrollo
más capaces, tienen que aprender explícitamente, a calcular como pueden
ser interpretadas sus palabras, discriminar entre significado literal e
intencional, metáforas, actos del habla indirectos, definir intenciones últimas
de enunciados y conversaciones, comprender sutilezas, separar significado del
referente. Por lo que estos programas son fundamentales e importantes para su
correcto desarrollo personal, familiar, educativo y social, durante gran parte
de su desarrollo
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