Los problemas de conducta disruptiva en la infancia, mejoran con la capacitación en habilidades de crianza parenteral como: habilidades de resolución de problemas, técnica manejo de conductas, manejo estrés, control irá, conocimiento desarrollo infantil, habilidades sociales.
Diferentes estudios nos indican
que actualmente, los problemas de conducta disruptiva en la infancia son muy
frecuentes, con una prevalencia del 6,9% en niños y del 2,4% en niñas de 5 a 10 años.
En general la frecuencia de los
problemas de indisciplina varían entre un 5 y 8% de los niños. Este tipo de
problemática agrupa dificultades como: la desobendiencia, la oposición, la
agresividad, el trastorno negativista desafiante TND, el trastorno por déficit
de atención e hiperactividad TDAH y el trastorno disocial TD. Como consecuencia
pueden derivar en una inadaptación social, familiar y/o escolar.
Uno de los tratamientos más
usados en estos casos es el programa de entrenamiento para padres, que se basan
por un lado en la mejora de la capacitación de las habilidades de crianza
parenteral (conocimiento del desarrollo infantil, técnicas para el manejo de
conductas problema del niño, habilidades de resolución de problemas) y por
otro, el fortalecimiento personal de los padres (habilidades sociales, manejo
del estrés y control de la ira).
El objetivo principal que se
quiere conseguir, es incrementar las conductas pro-sociales de los niños/as a
través de la atención de los padres y decrementar las conductas indeseables,
ignorándolas.
Se basa en conseguir convertir
a los padres en los propios agentes de cambio, enseñándoles a través del juego
y en vivo, a conseguir un rol parenteral positivo y unas habilidades de
modificación de conducta.
Es importante en el proceso que
los padres aprendan a usar la atención selectiva, cuyo objetivo principal es
establecer una relación amorosa y cariñosa entre el padre y el hijo. Los padres
son ayudados a reconocer las cualidades positivas del niño/a y a estimular su
desarrollo, partiendo de lo que el niño/a hace.
Los padres deben poner a la
práctica entre otras, además las siguientes habilidades:
-
Elogiar o realizar una verbalización que exprese
un juicio favorable de una actividad, resultado o atributo del niño/a.
-
Parafrasear o repetir de manera inmediata la
verbalización del niño/a, se puede repetir exactamente lo que ha dicho el niño
o utilizar sinónimos.
-
Imitar o realizar una actividad igual o similar
a la que está haciendo el niño/a de manera inmediata.
-
Describir o verbalizar frases que aludan a los
objetos y/o personas presentes en la situación o actividad, que se esté dando
durante la interacción.
-
Tener entusiasmo realizando las tareas.
-
Evitar dar órdenes.
-
Evitar hacer preguntas.
-
Evitar criticar.
Debemos tener en cuenta que el
comportamiento más natural del niño/a es el juego y es por tanto el principal
medio a través del cual, desarrolla habilidades de resolución de problemas,
además de la mejor oportunidad que tenemos para desarrollar en ellos los
comportamientos adecuados generalizando resultados, por lo que deberemos incluirlo en nuestro repertorio de
interacciones con ellos, con el fin de mejorar los patrones de conducta.
Pero para tratar estos
problemas disruptivos en niños/as, es necesario tal y como se ha indicado
antes, un entrenamiento en vivo a los padres donde se les enseñe y tengan la
posibilidad de practicar las habilidades antes mencionadas, que nos hagan
manejar con éxito cada tipo de conducta inadecuada que se de en nuestros
hijos/as, corrigiendo y educando de la forma más correcta en cada caso.
Es importante además de este
entrenamiento, que los padres reciban una terapia de aceptación y compromiso en
la que aprendan a manejar las conductas de los niño/as y a trabajar al mismo
tiempo sus conflictos emocionales y motivacionales, para que consigan tener
éxito en el cambio de las conductas disruptivas, por otras más adecuadas.
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