Los efectos de la dificultad con el aprendizaje
de las matemáticas, son diversos y van más allá del área académica, pudiendo
también afectar o verse afectados por áreas como la atención, impulsividad,
perseveración, lenguaje, lectoescritura, memoria, autoestima o habilidades
sociales.
Una de las razones por las que las matemáticas pueden ser
tan difíciles para tantos niños/as, es que implican un alto grado de
integración de destrezas cognitivas que no son específicas de las matemáticas,
pero que intervienen en su aprendizaje. Por ejemplo existe una estrecha
relación entre los problemas de lecto-escritura y la dificultad en el
aprendizaje matemático, “es casi imposible encontrar niños/as excepto en edades
inferiores, que tengan dificultades de lectura y obtengan buenas puntuaciones
en pruebas escritas de aritmética”.
Del mismo modo, los problemas de atención selectiva se
reflejan en las dificultades de aprendizaje matemático. Esto se debe al hecho
de que la realización de tareas matemáticas, exige una distribución cuidadosa
de los recursos de procesamiento mental y memoria, así como del empleo de
estrategias ordenadas y jerarquizadas, que implican un encaje progresivo de
unos procedimientos con otros.
Los niños/as que presentan problemas de atención, suelen
encontrar dificultades para organizar estructuras jerárquicas de actividades o
procesos mentales, lo que tiene consecuencias especialmente negativas en el
aprendizaje matemático.
Ciertas dificultades para el aprendizaje de las
matemáticas, pueden estar también condicionadas por factores de memoria, como
se han podido observar en diferentes investigaciones.
Esta parte del sistema cognitivo se compone de un
procesador central y dos memorias: una más permanente que almacena reglas,
listas de hechos etc., y otra de corta duración, que servía de memoria de
trabajo, para el procesador central.
Se ha podido observar que, el funcionamiento de esta
memoria de trabajo, depende también del tipo de materiales por ejemplo,
palabras o números etc., que debe almacenar temporalmente mientras el
procesador hace otras tareas. Por tanto, es posible tener problemas para
almacenar en la memoria materiales numéricos y no verbales o visuales, además
de no tener las estrategias adecuadas para saber mantenerlo para su posterior
procesamiento.
La ansiedad y los niveles de arousal es otro de los
factores que influye en los niños/as con dificultad en el aprendizaje
matemático, que se deberá tener en cuenta
para que aprendan a controlarlo y ajustarlo a lo largo de su desarrollo,
de forma que les permita un rendimiento óptimo en esta u otras áreas.
En cualquier actividad en la que se esté intentando
mantener un cierto rendimiento óptimo, es importante mantener un cierto nivel
de arousal intermedio que para cada persona y según la situación, le permitiría
un máximo rendimiento. Esto es algo que hay que aprender a controlar, ya que si
el nivel de arousal es excesivo se paraliza la correcta productividad (muy
relacionado con la excesiva activación e impulsividad) y si el nivel de arousal
es muy bajo, pude que no haya apenas activación para producir o rendir
(relacionado principalmente con la motivación, estado emocional y previsión de
resultados).
Las causas cognitivas, emocionales o conductuales son
importantes para intervenir correctamente la dificultad en el aprendizaje
matemático, aunque también hay que tener en cuenta los déficits que acarrea y
sus consecuencias principalmente en: atención selectiva, conductas de
impulsividad, falta de perseveración e inconsistencias en la correcta
resolución (resolviendo bien problemas un día, pero no el otro), baja
auto-monitorización, problemas de lenguaje y lectura, dificultad de
organización espacial, de habilidades grafo-motrices, de memoria u orientación
espacial, baja autoestima y dificultad en las habilidades sociales.
Estas consecuencias pueden también estar relacionadas, con
un trastorno por déficit de atención e hiperactividad, superpuesto con una
dificultad de aprendizaje en esta área, que es algo muy frecuente y el que
también se dan dificultades en habilidades sociales, de socialización,
conductuales etc.
Esto refleja la complejidad ante la que nos encontramos y
la necesidad de tratar la dificultad desde diferentes áreas y perspectivas. Se
trata de integrar en el tratamiento de las dificultades con las matemáticas los
avances y enfoques psicológicos, estratégicos y cognitivos, además de enfoques
conductuales y neoconductuales, clínicos y educativos.
Todo ello permite cuando se evalua e interviene en este
déficit de aprendizaje, ser más eficaz y eficiente, en la ayuda a las niños/as
con dificultades de aprendizaje en general y en particular en el aprendizaje de
las matemáticas o de otra naturaleza personal.
Sería un lujo imperdonable no utilizar todos los recursos
disponibles y que han sido verificados científica y rigurosamente, para la mejora
de la calidad de vida de las personas con dificultades.
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